El académico Leonardo Hernández se refirió a las AFP en columna de opinión de La Tercera, el pasado 18 de enero.
Las AFP no tienen la culpa
Por Leonardo Hernández de la Escuela de Administración UC y Clapes UC
Según reportes de prensa, algunos políticos, en el fragor de la discusión sobre la reforma de pensiones, han levantado el tenor de las acusaciones contra las AFP, llegando incluso a decir que éstas mantienen un esquema piramidal tipo Ponzi o que abusan de los cotizantes. Es cierto que las pensiones son bajas, pero el sistema de capitalización individual ha funcionado bien las últimas décadas (lo que no significa que éste no pueda perfeccionarse, en particular en lo referente a introducir mayor competencia). Frente a estas acusaciones vale la pena preguntarse por qué las pensiones son tan bajas, y la respuesta es muy simple: porque se ahorra muy poco para la vejez.
Para entender esto hagamos el siguiente ejercicio. Si usted ahorra un 10% de su sueldo todos los meses, al cabo de un año tendrá un ahorro equivalente a 1,2 sueldos, y si hace esto religiosamente durante 40 años al final habrá ahorrado 48 sueldos. El problema es que, si su esperanza de vida al jubilar es de 20 años y aspira a una tasa de reemplazo de 70%, necesita tener ahorrado el equivalente a 168 sueldos; o sea, la rentabilidad de sus fondos debe multiplicarlos 3,5 veces. Por supuesto si usted no fue tan religioso y cotizó por menos tiempo, digamos un 65% de los meses que trabajó (26 años en vez de 40), ahorró solo 31 sueldos y por ende el desafío para alcanzar una tasa de reemplazo de 70% es aún mayor.
Sin embargo, las AFP han logrado rentabilidades tales que esto ha sido posible. Según el proyecto de ley presentado por el gobierno a fines de 2018, “… mientras el monto promedio de todas las pensiones autofinanciadas de vejez otorgadas durante los últimos diez años representa un 52% de la remuneración promedio de los pensionados, la pensión promedio de quienes cotizan más de 25 años representa un 78% de la remuneración promedio de ese grupo”. ¿Cuál es el problema entonces? Que las personas tienen una densidad de cotizaciones muy bajas. De acuerdo al mismo proyecto “mientras los hombres que se pensionaron durante los últimos diez años pagaron en promedio 18 años de cotizaciones … las mujeres han pagado en promedio solo 12,7 años de cotizaciones …”. Para las mujeres el desafío es aún mayor, por cuanto su expectativa de vida al momento de jubilar es de 30 años. Esta es la principal explicación de por qué las pensiones, comparadas con los últimos sueldos percibidos, resultan tan bajas.
Otras razones son la baja tasa de cotización, 10% versus 18,4% en países de la OCDE (promedio), y el número de años de pensión que se espera que los ahorros para la vejez financien. La tasa de cotización se incrementará en esta reforma, pero resulta obvio que debe además retrasarse la edad de jubilación, lo que implica reformas para flexibilizar el mercado laboral tal que las personas mayores puedan seguir participando de él fácilmente una vez alcancen la edad de jubilación. Es sabido que las oportunidades laborales se reducen a partir de los 50 años y muchos se ven forzados a una jubilación temprana porque sencillamente no encuentran trabajo.
Las respuestas al problema son obvias y conocidas, solo basta voluntad política y terminar de usar a las AFP como chivo expiatorio.
Fuente: La Tercera