A casi seis meses de la llegada del Coronavirus en Chile, el país suma más 385.000 personas contagiadas por esa enfermedad, posicionándose en el lugar noveno en relación a la cantidad de contagios a nivel mundial, según las cifras oficiales del Ministerio de Salud al 14 de agosto de 2020 (MINSAL, 2020). Nos anteceden en este lamentable ranking países como Estados Unidos, Brasil, India, Rusia, Sudáfrica, México, Perú y Colombia (JOHNS HOPKINS UNIVERSITY, 2020).
El desarrollo y manejo de la pandemia ha develado la desigualdad y vulnerabilidad de una crisis sanitaria, humana y económica sin precedentes en el último siglo (CEPAL, 2020). Chile, tras la aplicación de extensas cuarentenas y medidas de restricciones de movilidad, ha logrado contener el contagio dejando atrás las semanas de peaks ocurridas entre junio-julio del presente año (DEIS, 2020).
La vida familiar, social y laboral se ha visto interrumpidas por las medidas de mitigación del virus como el distanciamiento social o las medidas restrictivas de modalidad. Aquellas relacionadas con el disminuir el impacto de la crisis socioeconómica del país, aún están pendientes de evaluación. De pronto, se han evidenciado aún más las desigualdades y vulnerabilidad de las personas, especialmente quienes han tenido que lidiar con la enfermedad, el desempleo, el hambre o la muerte de familiares y amigos.