Columna de opinión: “Cuidados familiares en Chile: una tarea pendiente”
Alejandra Retamal - Coordinadora de investigación Centro UC de la Familia
Nicole Elizondo - Investigadora Centro UC de la Familia
El desarrollo demográfico, epidemiológico y los cambios socio estructurales en la familia, están dando lugar a importantes debates en torno a las políticas y los sistemas de cuidados. A nivel mundial, no fue hasta la llegada de la pandemia del Covid-19 cuando se acentuó aún más la llamada “crisis de los cuidados”, refiriéndose a las tareas invisibles e inequitativas de los cuidados informales realizados principalmente por mujeres.
Tradicionalmente, se habían asociado al “trabajo doméstico” los componentes materiales de estas actividades: limpiar la casa, hacer compras, cocinar, lavar la ropa, etc, no percibiéndose que estas presentaban un componente afectivo y relacional. Los cuidados son mucho más complejos de comprender, pues incorporan una visión multilateral que muestra como se entrelazan ciertas actividades, que se desarrollan en diferentes espacios, con un único fin: la sostenibilidad de la vida (Del Rio, 2003).
Históricamente en las mujeres ha recaído el cuidado de integrantes del hogar y de personas dependientes ya sea por su edad o condiciones/capacidades como sucede en el caso de niños, personas en situación de discapacidad, enfermedad o adultos mayores. Es decir, a pesar de que todas las personas necesitamos cuidados, esta labor se acentúa mucho más en aquellos que no pueden auto proporcionárselos.
Quien suministra la mayor parte de esta asistencia y apoyo, a aquel o aquellos que los necesita o necesitan (en términos generales), es llamado habitualmente “Cuidador Principal”. Esa figura, se ha centrado especialmente en la figura femenina. Así, estudios de la OIT respecto al uso del tiempo en 64 países, indicaron que más del 76% de la mujeres se dedican a este tipo de labor (OIT, 2019).
En nuestro país, cifras del Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales indican que durante la pandemia las mujeres dedican 9 horas semanales más que los hombres a las tareas de cuidado y trabajo doméstico. Frente a ello, ¿Qué valoración poseen los cuidados familiares en Chile?
Los datos que existen respecto a esta temática aun son insuficientes en ciertas áreas claves. Por ese motivo, el Centro UC de la Familia elaboró la encuesta “Percepciones sobre los cuidados en la familia en Chile” entre los meses de septiembre-octubre de 2021. Los datos preliminares dan cuenta de ciertos aspectos que se intuían, pero que ahora se confirman: las mujeres son las cuidadoras principales en nuestro país, dedicándose en un 80% de su tiempo a labores del cuidado de niños/as, personas mayores y/o en situación de discapacidad sin recibir ninguna remuneración a cambio.
Destaca, además, el reconocimiento de las redes familiares por parte de los cuidadores del sexo masculino, quienes valoran con mayor importancia su existencia, en comparación a la percepción divulgada por las cuidadoras. Ese tipo de datos confirman el rol insustituible de la familia en los cuidados y apoyo sustancial en la atención, apoyo y acompañamiento de las personas en situación de dependencia.
Por otra parte, el principal beneficio que buscan quienes proporcionan los cuidados es que la actividad de cuidado sea remunerada, y que se otorgue mayor flexibilidad durante la jornada laboral.
Por tanto, para avanzar en estas materias parece necesario respondernos: ¿Qué buscamos con reconocer a los cuidados como una actividad esencial de nuestro sistema de vida? ¿Se busca que esta se externalice o que sea realizada por los cuidadores en forma remunerada?. Dentro de nuestras primeras conclusiones, nos encontramos con cuidadores que quieren seguir ejerciendo esta labor, pero quieren mayores facilidades para poder realizarla.
Para alcanzar esa meta, es necesario que esta necesidad se transforme en una problemática objeto de las políticas públicas en nuestro país, y para que eso suceda, esta tarea debe ser valorada y reconocida. Respecto a esto último, si bien existen iniciativas de programas como “Chile Cuida”, este apoya sólo una parte limitada de la población en ciertas comunas más vulnerables, y no responde a todas las necesidades de los cuidadores principales.
No cabe duda que se ha transformado en un imperativo el garantizar un sistema de cuidados informales acorde a las necesidades de la familia en Chile. Ante los cambios demográficos inminentes es urgente la inversión pública para robustecer el actual sistema de cuidados en Chile.
Para ello, resulta fundamental la promoción de los cuidados, así como garantizar derechos de quienes ejercen como cuidadores a través de beneficios económicos y la promoción de la corresponsabilidad familiar.
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